Hoy en día, el mundo empresarial, en su búsqueda de rentabilidad y éxito competitivo, se enfrenta a una realidad compleja, a ciclos impredecibles y exigencias cada vez mayores.
Las diferencias que se logran son mucho más efímeras y menos radicales que en el pasado, lo que obliga a una búsqueda permanente de opciones y superioridad estratégica.
En este contexto, el rol del estratega se torna relevante y la competitividad se convierte en un juego, ya no de largo plazo, sino cotidiano y permanente.
Las ventajas que antes se obtenían a través de los recursos o la tecnología, hoy no alcanzan sin un management capaz de trazar caminos conducentes a la generación de superioridad competitiva y la creación de valor.