Hoy recordamos con profundo cariño al Papa Francisco, quien dedicó palabras y gestos de amor a los más pequeños, reconociéndolos como el futuro vivo de la humanidad y el corazón de la Iglesia.
Con su mirada llena de ternura, nos enseñó a proteger, escuchar y acompañar a los niños, respetando siempre su dignidad y cuidando sus sueños.
Sigamos su ejemplo, sembrando en los corazones de los más jóvenes el amor, la justicia y la fe que él supo transmitir.