María Carolina Albarenque nació en Paraná, Entre Ríos, y egresó como Contadora Pública en la sede de Victoria adecuando sus tiempos a responsabilidades familiares y laborales, y superando también un gran desafío que le impuso la vida en torno a su salud.
“Estudié medio en cuotas”, empezó contando María en la entrevista, quien en 1993 apenas terminó el secundario ya tenía decidido lo que quería ser y hacer. “Empecé a estudiar Contador Público en otra universidad, después, por cuestiones de la vida, me mudé de localidad, entonces tuve que abandonar los estudios”, contó.
“En 2005 empecé en UCASAL, que me dio la oportunidad de estudiar sin tener que ir a cursar todos los días. El tema de la educación a distancia fue lo que más me acercó a la universidad”, agregó. Mientras estudiaba, María trabajaba como asistente en un estudio contable y en un comercio, “a la mañana estaba en el estudio contable y por la tarde en un comercio, así que estudiaba de 11 de la noche a 3 de la mañana, porque era el único horario libre que tenía”, comentó.
“Tiempo después, quedé embarazada, fui a rendir con la panza, y seguidamente con el bebé en brazos, esos años igualmente pude adelantar materias”, recordó María, “pero en 2008, volví a dejar la universidad, porque mi marido se quedó sin trabajo, pero solo me quedaban 3 materias”.
En el 2018, inició nuevamente el recorrido por su carrera donde aprobó materias que tenía pendiente. En el medio, tuvo que abandonar nuevamente debido a una situación que no esperaba, “todo el 2019 estuve haciendo tratamientos oncológicos porque tuve cáncer de mama, entonces ese año no hice prácticamente nada”, recordó. Tras superar la enfermedad, un día, María se encontró con la contadora del estudio donde había trabajado, quien le preguntó cuándo iba a terminar de estudiar porque ella la necesitaba urgentemente, entonces decidió seguir.
“A la última materia pude sacármela el año pasado en noviembre, todo el tiempo pensaba en que no iba a terminar más, pero lo pude hacer, fue todo un sacrificio, no solo mío sino también de mi familia que me apoyó siempre”, comentó emocionada.
“Todo el tiempo me motivó la profesión porque es lo que quiero hacer y lo que me gusta”, contó, “la verdad que se nota que lo que decidí en aquel entonces cuando terminé el secundario era lo que realmente quería hacer, lo que pasó fue que por cuestiones de la vida uno empieza a postergarlo, pero la modalidad virtual fue una buena opción, sobre todo por las distancias, porque en la localidad donde vivo, tenés a 50 km. otras universidades y con UCASAL tenés la posibilidad de quedarte en tu casa y tener todo el material para estudiar”, finalizó.
Para ella, su título fue un premio al esfuerzo. Para su familia, ella es un ejemplo de superación. Estudiar una carrera universitaria no es fácil y con responsabilidades laborales y familiares se hace más complicado, pero con UCASAL, perseverancia y fé pudo cumplir su sueño.