La reciente popularidad de transformar fotografías personales en ilustraciones al estilo Studio Ghibli mediante herramientas de inteligencia artificial (IA) ha generado un fenómeno masivo en redes sociales.
Sin embargo, este avance tecnológico no está exento de controversias.
La tendencia de convertir fotos en ilustraciones estilo Ghibli con IA plantea riesgos en seguridad digital y medio ambiente. Expertos advierten sobre la exposición de datos biométricos y metadatos que pueden facilitar la suplantación de identidad. Analicemos los riesgos enfocándonos en la seguridad digital y el impacto ambiental.

Riesgos en seguridad digital
El proceso de subir fotos a plataformas de IA implica compartir datos sensibles, como rasgos faciales (datos biométricos) y metadatos incrustados en las imágenes, como la ubicación o el dispositivo usado.
Estos elementos son valiosos porque identifican de manera única a una persona, similar a una huella digital. Expertos en ciberseguridad han alertado que, al ceder esta información a aplicaciones como ChatGPT u otras herramientas de IA, los usuarios podrían quedar vulnerables a:
Suplantación de identidad: Los datos biométricos extraídos de una foto pueden ser utilizados por ciberdelincuentes.
Filtraciones de datos: Aunque las empresas detrás de estas herramientas suelen prometer medidas de seguridad, ningún sistema es completamente inmune a brechas. Una vez que las imágenes se almacenan en servidores, podrían ser accedidas sin autorización.
Uso no consentido: Las políticas de privacidad de muchas plataformas permiten reutilizar los datos subidos para entrenar modelos de IA o para fines comerciales, a menudo sin que los usuarios lo sepan o lo aprueben explícitamente.
Estos riesgos son particularmente graves en un contexto donde la tecnología de reconocimiento facial está cada vez más integrada en la vida cotidiana, desde la autenticación en dispositivos hasta la vigilancia masiva.

Impacto ambiental
Generar imágenes con IA requiere un uso intensivo de recursos computacionales. Los servidores que procesan estas solicitudes consumen grandes cantidades de energía eléctrica y agua para su enfriamiento. Por ejemplo, estudios han estimado que una sola interacción con un modelo de IA generativa puede consumir energía equivalente a cargar un teléfono móvil varias veces, y el enfriamiento de los centros de datos contribuye a un gasto significativo de agua. En el caso de una tendencia masiva como la de las imágenes estilo Ghibli, el impacto se multiplica por millones de usuarios, lo que plantea interrogantes sobre la sostenibilidad de estas prácticas en un mundo que enfrenta el cambio climático.
Analizando críticamente podemos inferir que la advertencia es válida, pero no especifica el alcance de los riesgos, lo que podría generar alarma sin contexto. En términos de seguridad digital, el peligro depende en gran medida de la plataforma utilizada: herramientas reconocidas con políticas claras podrían ser menos riesgosas que aplicaciones de origen dudoso. Sin embargo, la falta de transparencia en cómo se almacenan o eliminan los datos sigue siendo un problema generalizado.
En cuanto al impacto ambiental, aunque es real, su magnitud relativa frente a otras actividades tecnológicas (como la minería de criptomonedas) no está clara, lo que requiere un análisis más profundo para evitar exageraciones.
La tendencia de convertir fotos en ilustraciones estilo Ghibli con IA combina creatividad y tecnología, pero no está exenta de consecuencias. Los riesgos en seguridad digital, como la exposición de datos biométricos y metadatos, son preocupaciones legítimas que los usuarios deben considerar antes de participar. Asimismo, el costo ambiental de estas prácticas subraya la necesidad de un uso más consciente de la IA. Para los universitarios y profesionales interesados en la innovación tecnológica, este fenómeno es un recordatorio de que el progreso debe ir acompañado de responsabilidad, tanto en la protección de datos personales como en la preservación del medio ambiente.